El veto ruso y la falta de apertura de nuevos mercados hunden un 25% el precio del caqui, según AVA–ASAJA

El caqui está atravesando sus momentos más difíciles y complicados. Así lo ha puesto de manifiesto la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA–ASAJA), que constata que los precios en origen de esta fruta han experimentado un descenso medio del 25% en las tres últimas campañas, situándose en algunos casos por debajo de los costes de producción. La organización agraria atribuye esta tendencia a la baja a la aplicación del veto ruso y a la falta de apertura de nuevos mercados asiáticos y americanos.

Desde el descubrimiento del método tecnológico que permite eliminar la astringencia del caqui, tanto la producción como la demanda no habían dejado de crecer de una manera prácticamente paralela y ese equilibrio se traducía en precios razonables para todos los eslabones de la cadena de valor, incluido el productor. Sin embargo, según AVA–ASAJA, «esta estabilidad se ha visto interrumpida bruscamente con la prohibición en agosto de 2014 de exportar caquis y otros productos agroalimentarios europeos al emergente mercado ruso, el cual era especialmente importante para el sector porque solía adquirir calibres de segunda categoría y contribuía de ese modo a desatascar los mercados europeos».

En este sentido, el presidente de la organización, Cristóbal Aguado, ha señalado que «todos sabíamos que la decisión de Moscú podía tener una incidencia muy negativa sobre el cultivo y por eso mismo el gobierno español y la Unión Europea nos prometieron que, en compensación, buscarían mercados alternativos». Para añadir al respecto que «ni Madrid ni Bruselas han cumplido su palabra en todo este tiempo. Nos sentimos engañados y maltratados por partida doble, ya que además de no sumar consumidores más allá de Europa, las autoridades no han proporcionado a los afectados compensaciones económicas de suficiente cuantía».

Aguado afirma que «si los mercados internacionales que hoy están cerrados estuvieran abiertos, tendríamos que triplicar la producción de caqui. Queremos políticos eficaces que sean capaces de atender las necesidades de sus administrados en tiempo y forma, y no lo que han demostrado con el veto ruso. Primero, crearon un problema ajeno a causas agrarias y, luego, eternizan las soluciones».

La disminución de las cotizaciones en origen lleva el agravante de que coincide en el tiempo con un aumento generalizado de los gastos de cultivo. Por un lado, los agricultores tienen que hacer frente a la irrupción de nuevas plagas como las moscas blancas y fisiopatías que surgen a medida que el frutal se asienta en el campo. Por otro lado, la necesidad de prolongar la campaña mediante tratamientos de adelanto o retraso de la maduración de la fruta, así como el cumplimiento de crecientes exigencias comerciales por parte de las grandes cadenas de la distribución, contribuyen a incrementar los costes en una coyuntura de precios a la baja.

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