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Olivicultura

La cosecha de aceitunas de esta temporada ha sido extremadamente baja. Según los expertos en olivicultura del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA), que coordinan la Oficina del Aceite del portal Ruralcat, en general, la cosecha no alcanzará la mitad de la media esperada. «A nivel español, de los más de dos millones de toneladas de aceite que esperaríamos producir, no alcanzaremos las 800.000», ha advertido Agustí Romero, investigador y coordinador del equipo de olivicultura y eleotecnia del IRTA. Los datos contemplan todas las variedades de olivo plantadas en España, pero los expertos advierten que tampoco se pueden extrapolar a todo el territorio, ya que, en alguna zona, de forma excepcional, la producción ha sido algo más alta.

La causa principal de este descenso han sido fenómenos climáticos atípicos ocurridos durante la primavera. Por un lado, hubo días muy calurosos en plena floración que secaron muchas flores que después no pudieron polinizar. Por otro, las heladas nocturnas que se produjeron durante abril estropearon muchas ramas productivas de los árboles. «Sumado a esto, la sequía acumulada de los últimos años tampoco ha ayudado en nada», ha señalado el experto. Así, en las zonas de secano de interior, que más han sufrido los efectos de la sequía, las aceitunas han madurado sin acumular aceite suficiente. Además, los olivos de la costa sufrieron un pico de la mosca de la aceituna a principios de noviembre. Cabe recordar que este insecto pone huevos en la aceituna y, cuando nace la oruga, se come la pulpa formando una galería y provoca que las aceitunas afectadas pierdan calidad y deban descartarse para hacer aceite bueno.
 

Buena calidad del aceite

Otro aspecto para destacar de la cosecha de este año es que ha sido excepcionalmente temprana. La mayoría de los molinos abrieron a mediados de octubre, casi un mes antes de lo habitual, y ahora, a finales de noviembre, ya están terminando las prensadas, cuando lo habitual era hacerlo en diciembre. Esto, según Romero, tiene repercusiones en la obtención de intensos aromas en algunas zonas. El proceso de generación de aromas del aceite se produce cuando se trituran las aceitunas en el molino. Es el momento en que las enzimas de las aceitunas se activan e inician las reacciones químicas que producen las moléculas aromáticas. «Estas enzimas necesitan una temperatura óptima para hacer las reacciones y nos hemos encontrado es que, por la época que era, sobre todo durante la segunda quincena de octubre, la temperatura de las aceitunas que llegaban a los molinos era elevada y, al triturarlas dentro de estos, todavía subía más hasta unos niveles en los que las enzimas pierden actividad y los aromas no se desarrollaban lo suficiente. Cuando las prensadas se hacían en diciembre esto no ocurría porque la temperatura alcanzada en los trituradores se mantenía a un nivel óptimo», ha explicado Juan Francisco Hermoso, especialista en olivicultura y tecnología de molinos de aceite del mismo instituto de investigación.

En consecuencia, los primeros aceites obtenidos a finales de octubre han sido con poca intensidad aromática, aunque el de noviembre, realizado con aceitunas más frescas, ya está recuperando la intensidad deseada. Pese a estos cambios a nivel aromático, Agustí Romero ha asegurado que los aceites obtenidos son de calidad. «Destacan por un color verde brillante espectacular y un buen equilibrio en boca, algo que no esperábamos notar tan pronto porque, normalmente, los aceites extra tempranos suelen ser amargos, picantes y desequilibrados». Sin embargo, la excepción en este punto son los primeros aceites de los olivos de secano de interior, que han quedado muy intensos en boca por la fuerte acumulación de polifenoles.
 

Soluciones alternativas 

Una tendencia que los expertos llevan observando desde hace ya cinco años, por lo que están estudiando alternativas para paliar los efectos causados por las elevadas temperaturas. A nivel de tecnología se está intentando realizar lo mismo que se hace con la cosecha de la uva. «Una opción sería hacer la cosecha durante la noche, aunque aumentaría los costes y no sería asumible para todos los productores. Además, esta práctica nocturna no está permitida porque puede afectar a la fauna nocturna, en especial algunas especies de aves», ha puntualizado Romero. Otra alternativa es refrigerar las aceitunas de mayor calidad para que tengan la temperatura ideal a la hora de la trituración.

Todo esto comporta un conflicto de precios que dura desde hace uno o dos años y que no se sabe cómo va a evolucionar. «La cosecha del próximo año se prevé buena porque los olivos han brotado mucho, pero habrá que ver cómo pasamos este invierno y si las lluvias serán capaces de recargar el suelo o rellenar los pantanos», ha concluido el investigador.

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A pesar de los efectos de la sequía, los responsables de ANIERAC y ASOLIVA aseguran que hay un margen de mejora, atribuible a la climatología, muy a tener en cuenta

La titular de Agricultura andaluza, Carmen Crespo, ha cifrado la producción de aceitunas para molturar en cerca de 3 millones de las que se obtendrán 587.000 toneladas de aceite de oliva. Este dato no coincide con las cifras que se manejan desde las distintas empresas de ANIERAC (Asociación Nacional de Industriales Envasadores y Refinadores de Aceites Comestibles) y ASOLIVA (Asociación Española de la Industria y Comercio Exportador de Aceite de Oliva), y que sitúan la producción de aceite de oliva para esta campaña por encima de los 900.000 t, «incluso 1.100.000 t si llegan las lluvias». Estas cifras están obtenidas de los aforos, análisis de campo y algoritmos, que muchas de las empresas que pertenecen a ambas entidades realizan para obtener sus propias mediciones sobre la producción.

Las asociaciones del aceite de oliva recuerdan que los aforos son estimaciones que a veces se pueden quedar cortas –como ya sucedió el año anterior– y piden que «no se pase por alto el efecto positivo sobre la aceituna que pueden traer las lluvias»

El I Aforo del olivar 2022–2023 se presentó en Jaén, arrojando unos datos que estiman una producción de 587.000 t de aceite de oliva; lo que, según la propia consejera, supone un 49% menos de aceite que la recolección de 2021–2022, achacando al cambio climático y la sequía pertinaz que sufrimos de forma reiterada en los últimos años. 

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Echo, la marca japonesa de maquinaria de 2 tiempos, Echo, ha presentado su nuevo catálogo especial para el olivar, en formato cuadríptico elaborado especialmente para distinguir los modelos con rendimiento adecuado y excepcional para las tareas de la recogida de la aceituna.

La compañía ha indicado que «con este lanzamiento, una vez más quiere acompañar a los profesionales del campo para obtener el mayor rendimiento de su arduo trabajo». En esta ocasión, y como especial novedad, también ha dado a conocer «los revolucionarios vareadores de batería Medusa®, con la idea de seguir facilitando el trabajo a los profesionales de la agricultura y la arboricultura de una manera totalmente respetuosa con el medio ambiente».

Con tal intención, Echo desea ser la elección perfecta para el olivar: con motosierras ergonómicas y ligeras para las tareas de poda, y podadoras de altura para donde no puedan llegar las motosierras; sopladores de mochila con excepcionales caudales de aire para amontonar cómodamente la oliva; desbrozadoras para mantener libres de hierbas, arbustos y matojos los pies y caminos de los olivos, para que nada afecte ni moleste a una cómoda recolección, y vareador OH-5210ES para la cosecha de aceitunas y los modelos de Medusa®.

Todos los vareadores, motosierras, sopladores y desbrozadoras que se incluyen en el catálogo han sido probados en campos de olivos tanto de España como de Italia, para certificar su utilidad y rendimiento superior en el ámbito.

El catálogo Echo ‘Especial olivar’ se puede descargar cómodamente en

www.echo-es.es

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Investigadores de la Universidad de Barcelona (UB), con la colaboración de investigadores del Instituto de Investigación de Tecnología Agroalimentarias (IRTA), han desarrollado una herramienta que permite comprobar si un aceite de oliva virgen extra es o no de origen europeo, una información que es relevante porque la declaración de origen de aceite de oliva la regula la Unión Europea (UE).

La herramienta de autentificación geográfica, que se ha descrito en las revistas Food Chemistry y Food Control, se basa en el análisis de los hidrocarburos sesquiterpenos, unos compuestos orgánicos presentes de forma natural en las plantas, y que «tienen una composición u otra en función no solo de la planta, sino del clima y el medio y las condiciones en las que ha crecido», ha indicado Agustí Romero, investigador del IRTA. Por ese motivo, ha añadido que «pensamos que los hidrocarburos sesquiterpenos presentes en el aceite de oliva virgen extra podría ser buenos marcadores geográficos».

En relación con esto, la primera autora de los estudios, Beatriz Quintanilla–Casas, investigadora de la Facultad de Farmacia y Ciencias de la Alimentación, el Campus de Alimentación Torribera y el Instituto de Investigación en Nutrición y Seguridad Alimentaria (INSA) de la UB, ha manifestado que «la piedra angular de toda herramienta de autentificación eficiente es que se fomente en marcadores analíticos robustos». En el caso de la autentificación geográfica del aceite de oliva virgen, sus marcadores «tienen que depender mayormente de la variedad de olivo y su área de cultivo, sin que estén influidos de manera significativa por otros factores relacionados con el proceso de extracción o de conservación del aceite».

Según han explicado, una de las ventajas de los compuestos sesquiterpenos es «que, al tratarse de compuestos semivolátiles, pueden analizarse fácilmente mediante una técnica muy usada i al alcance de la mayoría de los laboratorios de control públicos y privados: la cromatografía de gases acoplada a una espectrometría de masas». El resultado es «un perfil cromatográfico que es específico para cada región geográfica que opera de forma similar al reconocimiento inequívoco de las personas mediante las huellas dactilares».

En este caso, permite identificar aquellos aceites que presenten una señal analítica muy distinta de las consideradas de referencia. El proceso para que un método analítico se transforme en una metodología oficial con validez legal «es lento y complejo», según los investigadores. En cuanto a la nueva técnica, «los primeros usuarios potenciales serían los laboratorios de inspección y control, las entidades de certificación y las grandes compañías comercializadoras del sector oleícola».

Así, podría convertirse en una nueva herramienta de cribado aplicable en los procesos de inspección y auditoría, con la finalidad de contribuir a garantizar que los productos que llegan al mercado sean auténticos y reducir las oportunidades de fraude comercial en el sector de la alimentación. Los trabajos se han llevado a cabo en el proyecto OLEUM (H2020 635690, 2016–2020) y el proyecto regional AUTENFOOD (Ris3CAT COMRDI15–1–0035–01, 2016–2018).

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La Sociedad Española de Ciencias Hortícolas (SECH) organiza las VII Jornadas Nacionales de su Grupo de Olivicultura, que tendrán lugar en el Palacio de Congresos Riojaforum en Logroño (La Rioja), el 19 y 20 de octubre de 2022. Bajo el título 'El olivar frente al cambio climático: retos y oportunidades', en el evento «se pretende crear un foro de debate e intercambio de conocimientos sobre temas relacionados con el olivar, el aceite de oliva virgen y la aceituna de mesa, así como servir de vía para la promoción y mejora de la competitividad del sector de la olivicultura». Además, se quiere promover «una discusión y cooperación entre investigadores, técnicos, agricultores, estudiantes, exportadores y otros agentes del sector para un intercambio de experiencias que contribuyan a aumentar su rentabilidad y sostenibilidad». Esto contribuirá a que los centros de investigación «concentren esfuerzos y rentabilicen los recursos existentes para desarrollar proyectos conjuntos para la búsqueda de soluciones de problemas comunes y mejora del conocimiento científico que dan respuesta a los desafíos de este sector y a los retos y oportunidades a los que se enfrenta tras la Covid–19».

Los dos días de las jornadas se dedicarán a sesiones científicas centradas en propuestas innovadoras del sector de la olivicultura como la producción, transformación, comercialización o mejora de la calidad, así como a una visita de carácter técnico. Cada sesión comenzará con una conferencia plenaria impartida por un invitado de contrastado prestigio, seguida de sesiones de comunicaciones orales y otras en forma de pósteres. Asimismo, «se celebrarán mesas redondas donde se debatirán temas candentes en torno al sector de la olivicultura».

Desde la organización han comentado que «esperamos que estas jornadas supongan un aliciente para participar en un foro común y poder exponer las novedades de una investigación que no ha cesado en este periodo complicado»http://sech.info

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El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, ha valorado ‘positivamente’ los resultados que están dando las 10 medidas de la hoja de ruta del olivar español, que «han contribuido a mejorar los precios del aceite de oliva y a expandir las exportaciones sobre la base de la calidad y la diferenciación». Estas medidas, consensuadas con el sector, servirán para favorecer el ajuste de la oferta y la demanda, mejorar la trazabilidad, segmentar el mercado y lograr apoyos específicos en la nueva Política Agraria Común (PAC).

El ministro, que ha participado en Baeza (Jaén), en la inauguración de la jornada ‘Ley de la Cadena, Precios Justos y Sostenibilidad Olivarera’ en el marco de la 12º edición de la feria Futuroliva, ha subrayado el liderazgo mundial del sector oleícola español y que es necesario seguir en los mercados apostando por la calidad.  El sector del olivar español, y particularmente el andaluz, «es una buena muestra de ese liderazgo, que es el fruto del trabajo bien hecho desde hace años y también de su capacidad de mirar hacia el futuro», ha recalcado. 

Para apoyar al olivar, afectado también por el conflicto en Ucrania, el Gobierno de España ha dispuesto un paquete de medidas de respuesta que se acaba de prorrogar y que incluye descuentos en el precio del combustible, rebajas fiscales y medidas de liquidez. A pesar de ello, Planas ha precisado que las cotizaciones actuales son positivas, con unos precios del aceite de oliva de entorno a un 4% superiores a los del año pasado por estas fechas y un 85% más que hace dos años. Se trata de la retribución «al buen trabajo efectuado por el sector».

Pero además de estas medidas coyunturales, ha señalado que el Gobierno quiere contribuir a mejorar la rentabilidad del sector e impulsar, al mismo tiempo, «la transición hacia una producción más eficiente y sostenible». Para mantener ese liderazgo, el ministro ha insistido en que «debemos defender la transparencia y la calidad de nuestros aceites de oliva», para poder crecer y lograr alcanzar nuevos mercados. Algo que para Planas se consigue «con compromiso, inteligencia, dedicación y trabajo». También ha apuntado la necesidad de introducir la innovación tecnológica en los cultivos y en las industrias, para mejorar la competitividad.

De igual forma, Planas considera que la nueva Ley de la Cadena es «un instrumento fundamental» que ya está teniendo sus efectos para que los productores reciban unos precios dignos, «porque garantiza que se pague un precio siempre superior a los costes de producción». Esta ley, cuya aplicación también depende de las cooperativas agroalimentarias y de las organizaciones agrarias, permite un mejor reparto a lo largo de toda la cadena.

También ha indicado que la regulación del sector a través del real decreto de normas de comercialización, o la nueva Norma de Calidad del Aceite de Oliva, son algunas de las más destacadas que ya se han realizado, y que contribuyen a mejorar el valor de nuestros aceites.

Asimismo, ha subrayado que la nueva PAC tendrá en cuenta las necesidades del olivar, con una nueva ayuda asociada para el olivar tradicional con más dificultades, con unos 27,5 millones de euros al año, de los que la mayor parte irán a Andalucía.

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Agroseguro ha celebrado a mediados de mayo en Toledo una jornada de divulgación sobre el seguro del olivar en Castilla–La Mancha, que ha contado con la presencia de representantes de la Entidad Estatal de Seguros Agrarios (ENESA), entidades coaseguradoras y sus redes comerciales, profesionales del sector, así como con la participación de la directora general de Agricultura y Ganadería de la Junta de Castilla–La Mancha, Cruz Ponce.

En el comienzo de la misma, el director de Producción y Comunicación de Agroseguro, Sergio de Andrés, repasó la siniestralidad de los últimos años, marcada por los efectos del cambio climático. En concreto, recordó los graves daños provocados por borrascas como Gloria o Filomena, el paso de varias Depresiones Aisladas en Niveles Altos (DANA) o la reciente helada sufrida en el mes de abril, y que se ha convertido en el peor siniestro en las cuatro décadas de seguro agrario. Asimismo, la gravedad de las tormentas de pedrisco, que en 2021 se convirtieron en el riesgo más habitual en el total nacional, con más de 235 millones en daños.

Además, ha insistido en la importancia de que –en este contexto de alta siniestralidad– los estudios de satisfacción del seguro agrario ofrecen una valoración muy positiva, con una nota media de 7,10 puntos en 2021, y un crecimiento continuado en los dos últimos años. Además, el 87% de los asegurados confirmaron su interés por renovar su póliza este año.

La jornada celebrada en Toledo se ha centrado en las novedades que incorporan los módulos del seguro de olivar cuyo periodo de suscripción se realiza durante la primavera, y que incluyen protección frente a las tormentas de pedrisco. El director territorial de Agroseguro en la zona centro, Javier Zarcero, recordó que en 2021 se registraron «hasta 41 tormentas de fuerte pedrisco entre finales de agosto y septiembre» en Castilla-La Mancha. En total, el granizo y la helada fueron responsables del 95% de los siniestros de olivar registrados durante el pasado año en la región, con más de 9.000 hectáreas aseguradas siniestradas.

Ante este aumento de la siniestralidad, todo el sector se ha volcado en la mejora del seguro de olivar, con el objetivo de fomentar su cobertura e implantación. Por ello, la línea presenta importantes novedades en las coberturas de los módulos de primavera, entre las que se encuentra el adelanto del inicio de garantías para pedriscos de elevada intensidad y la posibilidad de elegir la cobertura de daños en plantación por resto de adversidades climáticas. Una opción que, en el caso de ser incorporada por los olivareros a la póliza, ofrece automáticamente la protección frente a los daños por helada, y supone un coste inferior al 2% del valor asegurado. El seguro de olivar cierra su periodo de suscripción –de los módulos de primavera–, el próximo 30 de juniohttps://agroseguro.es/

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El rector de la Universidad de Córdoba (UCO), José Carlos Gómez Villamandos, y el director general de UPL Iberia, José Buendía del Cid, han formalizado la puesta en marcha de la Cátedra UPL Olive Health en un acto que celebrado en el rectorado de la mencionada universidad. Según Antonio Trapero, investigador y director de la cátedra, esta servirá como transferencia de conocimiento al sector del olivar, así como de plataforma formativa y apoyo a trabajos de investigación relativos al control biológico y la digitalización del cultivo para su mejor manejo.

Durante el acto, se ha puesto de manifiesto la ya consolidada relación entre la Universidad y UPL Iberia, como ejemplo de colaboración entre distintos actores del sector agroalimentario con el fin común de la transferencia de conocimiento dentro del sector olivarero.

«Bajo nuestro propósito OpenAg® pretendemos crear estas sinergias dentro del sector agro, que permitan un crecimiento sostenible para todo», ha manifestado al respecto Buendía, que ha añadido que «el olivar es el cultivo mediterráneo por excelencia, con un gran impacto en nuestro sector agrícola, desde un punto de vista tanto económico como social, además de ser un cultivo estratégico para la compañía».

El acto ha finalizado con la intervención del profesor José Alberto Pereira, del Instituto Politécnico de Braganza, que ha hablado sobre el ‘Estado actual y perspectivas futuras del control biológico en el olivar’, y que ha incidido en la importancia de mantener una buena salud en el este cultivo. Maximizar la producción de calidad del olivar va a ser clave para satisfacer las necesidades derivadas del incremento poblacional y el consiguiente aumento en la necesidad de alimentación.

www.upl-ltd.com/es

www.uco.es

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El aceite de oliva virgen español necesita mejores sistemas de catalogación y valoración que los vigentes o, al menos, otros que los complementen. Agricultores, productores, cooperativistas, envasadores y exportadores, es decir todos los eslabones de su cadena de valor, coinciden en que «la forma actual de aplicar la cata desestabiliza el mercado y daña su reputación».  Por esta razón, el sector oleícola «reclama medidas suplementarias como una cata oficial previa a su envasado, cuyos resultados tengan una vigencia legal de un año». De esta forma, se añadirían garantías a los consumidores y «se reduciría la inseguridad jurídica y la incertidumbre de un proceso tan subjetivo como el análisis organoléptico». Así lo asegura el informe ‘Los falsos mitos sobre el aceite de oliva virgen español’, elaborado por la Asociación Nacional de Industriales Envasadores y Refinadores de Aceites Comestibles (ANIERAC) y la Asociación Española de la Industria y Comercio Exportador de Aceite de Oliva (ASOLIVA).

El documento pone de relieve que falsos mitos, «fomentados por un método de categorización intrínsecamente subjetivo y estudios periódicos desmesurados, enturbian la imagen de uno de los emblemas de la Marca España». El primero de ellos es la creencia de que en los lineales de los supermercados se encuentra en ocasiones aceite de oliva falso. «No existe fraude sino discrepancias de valoración subjetiva entre distintos paneles, aun siendo todos oficiales», se apunta en el informe, para añadir que «la catalogación del aceite de oliva (virgen o virgen extra) se efectúe teniendo en cuenta conjuntamente todas las pruebas realizadas, las organolépticas y las fisicoquímicas». Estas últimas, que se realizan con equipos de alta precisión, «confirman continuamente que nuestros aceites de oliva son auténticos y genuinos, no se mezclan con otros de inferior calidad y, consecuentemente, cumplen al cien por cien los requerimientos de pureza y calidad que exige la normativa europea vigente».   

También está extendida, «sin ninguna base real», la idea de que «los paneles de cata son infalibles». A pesar de ello, reiterados estudios ponen en evidencia que «son habituales los casos en los que una misma muestra presenta diferencias en la clasificación, en función del panel de cata que la valore». Hasta el punto de que «una misma muestra catada por el mismo panel oficial, pero en momentos distintos, puede ser clasificada de forma desigual».

Otra creencia falsa es la de que «no hay alternativas al panel de cata». Se está avanzado en metodologías científicas objetivas que acaben con estas incertidumbres o, cuanto menos, las palien. Estas propuestas «están orientadas a complementar y elevar el nivel técnico y la objetividad de los sistemas de clasificación de las categorías del aceite comercializado –y sobre todo del AOVE–». Pero mientras, el sector demanda a las administraciones una aplicación que ofrezca garantía jurídica a los operadores como el sometimiento a los aceites de oliva vírgenes a una cata previa antes de su envasado y comercialización y que, en caso de ser apta, tenga una validez de 12 meses. De esta manera se obtendría una doble mejora:

– Una garantía más sólida al consumidor que dispondría de aceites con procedencia de lotes catados por paneles oficiales en la distribución.

– Una mayor seguridad jurídica a los operadores de la cadena de suministro pues podrían garantizar las buenas prácticas y calidad de los aceites a la hora de ser envasados.

El aceite de oliva virgen «es uno de los productos alimentarios más regulados y controlados en el ámbito de la Unión Europea, como refuerza el hecho de que sea el único alimento del mundo en su categoría que está sometido a un procedimiento jurídico obligatorio adicional como el examen organoléptico, más conocido por el término cata, para clasificar sus diferentes escalas comerciales». Estas se conceden, agrega el informe, en base a un procedimiento subjetivo, «pues depende de la destreza y gustos de los catadores».  

«Esas desavenencias –indica el estudio de ANIERAC y ASOLIVApor muy exiguas que sean no son baladíes, ya que las administraciones las sancionan económicamente. Una incertidumbre generalizada que se agrava en España dado que las competencias en esta materia las ostentan las comunidades autónomas. Estas diferencias se dan, por tanto, desde la calificación de la infracción hasta el régimen de sanciones aplicable». A estos inconvenientes hay que añadir «el deterioro de la imagen del producto y el aumento de la desconfianza entre los consumidores». Para subrayar al respecto que «los criterios de cata se diseñan en los despachos pensando más en los técnicos que en el público objetivo».

 

Propuesta a la Administración
Ante todo ello, el sector ha propuesto a la Administración que se permita al operador que lo introduce en los canales de venta contar con un aval en su responsabilidad mediante «una cata oficial realizada al producto antes de su envasado, cuyos resultados deberían tener una vigencia legal de un año». Durante este tiempo «se practicarían controles periódicos para verificar la autenticidad del producto distribuido: que el aceite en el mercado sea el mismo que en su día se analizó». Así se mejoraría la calidad al tiempo que se reforzaría la seguridad jurídica. «Sería una solución temporal porque esta como cualquier otra cata adolecería de los mismos defectos», concluye el citado informe.

La búsqueda de un método científico de evaluación preciso también es una prioridad. La Organización Interprofesional del Aceite de Oliva Español, el Ministerio de Agricultura y las comunidades autónomas, especialmente la Junta de Andalucía, han impulsado durante los últimos seis años proyectos de investigación e innovación «con el objeto de desarrollar tratamientos de datos a partir de señales instrumentales que puedan proporcionar al panel test un plus de objetividad». En definitiva, se trata de perfilar una metodología científica y equilibrada –conocida como ‘nariz electrónica’– que complemente o sustituya la de los paneles–test.

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El suelo es uno de los mayores reservorios de carbono en los ecosistemas terrestres, ya que en el proceso de secuestro de CO2 contribuye en gran medida a reducir los gases de efecto invernadero. En este enfoque, se ha basado la tesis doctoral del investigador del Departamento de Química Agrícola, Edafología y Microbiología de la Universidad de Córdoba (UCO), Manuel González Rosado, que trabaja dentro del proyecto europeo Diverfarming y que ha explicado que el suelo del olivar mediterráneo «tiene una enorme capacidad para secuestrar carbono ya que, durante muchos años, se han empleado malas prácticas que han conllevado la pérdida de CO2, como el laboreo convencional o el no laboreo a base de herbicidas».

De los suelos de las parcelas de Jaén donde se ha llevado a cabo el estudio, González Rosado ha comentado que «tienen un gran potencial, porque existe mucha disponibilidad de almacenamiento, lo cual da la oportunidad de secuestrar carbono y hacer que permanezca con las prácticas agrícolas adecuadas».

Entre los manejos estudiados que ayudan a la captación de carbono se encuentra la introducción de cubiertas vegetales entre las calles del olivar que, además, previenen la erosión del suelo, algo que se dibuja como uno de los principales problemas de los olivares andaluces. El investigador de la UCO ha señalado que, anualmente, «se pierden en estos cultivos cantidades por encima de las 10 toneladas desuelo por hectárea y año, especialmente altas cuando se aplican prácticas de no laboreo y suelo desnudo con herbicidas». Para añadir al respecto que «esto podría revertirse con la implementación de cubiertas, ya que la erosión podría llegar a reducirse enormemente». Por este motivo, considera casi «obligatorio» un cambio de manejo que «implique la inclusión de cubiertas vegetales y que aumentan también la productividad y propician la regeneración de las propiedades del suelo mejorándolas». En el lado opuesto, ha indicado que «las prácticas de laboreo convencional y no laboreo con suelo desnudo son insostenibles para conseguir objetivos como los de la iniciativa ‘4 por 1.000’, que propone un incremento de carbono en el suelo de un 0,4% en los primeros 40 cm del suelo».

En su tesis, Manuel González Rosado ha querido ir un paso más allá, estudiando no solo esta capa superior sino también los demás estratos del suelo. Así, considera relevante tener en cuenta el horizonte profundo en el almacenamiento de carbono pues los efectos varían. «Analizamos perfiles completos de hasta 120 cm de profundidad y vimos que se almacenaba casi el 50% de carbono en esas capas inferiores», mientras que si solo se hubieran quedado con los primeros 40 cm «los cambios no habrían sido significativos», ha apuntado.

De hecho, varía el resultado incluso dentro de la misma parcela, en cuestión de la profundidad a la que se haga referencia. Por eso, «es importante estudiar la manera en la que el carbono, no solo se almacena, sino también en la que se mantiene en profundidad, ya que dependiendo de la fracción del suelo en la que se encuentre el carbono tendrá una mayor o menor estabilidad».

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